De mi estancia en Italia, una de las ciudades que más me ha gustado e impactado (quizás la que más) ha sido Venecia. Dicen que es una ciudad que se ve en un día, nada más lejo de la realidad. En un día solo tienes tiempo a hacerte una idea de como es una ciudad tan peculiar y eso que no puede ver la casa Fortuny, que estaba cerrada; no quise entrar en el Guggenheim y como hacía mucho frío y mal tiempo casi no había turistas, por lo que no tuve que hacer colas. Otra de las ventajas de la lluvia y las nubes es la especial luz que adquiere la ciudad de los canales.
Tengo que volver a Venezia y comprarme una lámpara de Fortuny, ver su museo, ver el Guggenheim, montarme en una góndola y disfrutar de la ciudad que tan bien ha representado el cine en películas como Muerte en Venecia o El talento de Mr. Ripley.
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